¿Está el acuerdo comercial de Brexit plagiado?

Foto adaptada de original de Dave Kellam, CC BY-SA 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0>, via Wikimedia Commons

El acuerdo se firmó entre las dos partes el 24 de diciembre y se aprobó en la Cámara Baja del Parlamento de Westminster el dia 30, un día después de su aprobación provisional por los 27 paises miembros de la Unión Europea. Los demás parlamentos y el mismísimo Parlamento Europeo tendrán que escrutinar el acuerdo a pelota pasada, ya iniciada su aplicación el 1 de enero 2021.

Si esperamos que todo esto va a marcar algún tipo de punto final, me temo que vamos a sufrir una  decepción, ya que el acuerdo prevé la puesta en marcha de diversas comisiones permanentes entre Bruselas y Londres, con lo cual las negociaciones sobre la interpretación y la aplicación de lo acordado van a alegrar nuestros días a lo largo de los próximos años.

Como opina Joshua Rozenberg,

the UK is leaving one bureaucracy for a new one. There is to be a new partnership council, meeting alternately in Brussels and London. It will be co-chaired by a member of the European Commission and a UK cabinet minister. There will be a number of committees (including one on intellectual property and another on law enforcement and judicial cooperation). It will have working groups. There may be a partnership assembly comprising members of the European parliament and the UK parliament. There is to be a civil society forum. And so on.

El acuerdo comercial es un documento singular desde diversos puntos de vista. Evidentemente, impone un regimen mercantil bastante peor del que había, lo cual ya es llamativo. Además, de alguna manera pone en entredicho la separación de la isla de Irlanda entre dos estados, por la imposibilidad de eregir una frontera edificada entre el norte y el sur, a pesar de ser frontera exterior de la Unión Europea. A la vez ha revivido el separatismo escocés, donde votaron en referendum para quedarse en el club europeo. Hasta incluso la gestión de Londres ha estimulado el sentimiento diferencial en el País de Gales, un territorio históricamente más vinculado a la suerte de Inglaterra. Más cerca de nuestras latitudes, y aún sin acuerdo, se desestabiliza la situación de Gibraltar, que puede quedar nuevamente perjudicado por las paradojas de la política británica. Pocas veces los gobiernos eligen llevar a cabo procesos tan dolorosos que amenazan su propia integridad territorial. Sea como sea, ya tendremos tiempo para constatar las supuestas ventajas de la salida británica de la Unión.

La calidad del acuerdo alcanzado se puede cuestionar desde diferentes puntos de vista. Una deficiencia llamativa, después de varios años de negociación, es lingüística y textual. Y es que este acuerdo histórico evidencia las señas de plagio, o más bien dicho de autoplagio, o sea, una operación de “cortar y pegar” desde otros textos de la misma fuente. Me refiero a una parte del acuerdo relacionada con la seguridad en la transferencia entre estados de los datos de ADN. El texto del acuerdo nos da unos ejemplos sorprendentes de buenas prácticas:

RSA encryption with a 1024-bit key length” y “modern e-mail software packages including Outlook, Mozilla Mail as well as Netscape Communicator 4.x”
(página 921 del texto)

El hecho es que los sistemas actuales de encriptación son más sofisticados y Netscape Communicator 4.x no se utiliza desde la década de los 90.

¿Cómo puede pasar una cosa así en un documento de tanta importancia? Pues parece que, con las prisas para preparar el texto definitivo, el equipo funcionarial encargado ha tenido acceso a algún texto de tratados anteriores. Su origen immediato podría ser una ley del año 2008, donde aparece el mismo texto, ya en aquel entonces anticuado. El desliz se ha comentado con risa en diversas páginas web y en las redes sociales.

La reutilización textual de contenidos sin reconocimiento de la fuente es un fraude y en el mundo académico se considera una infracción grave que puede conducir a una descalificacion general de todo un documento y de sus responsables.

¿Quiere decir esto que el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Reino Unido se podrá descalificar en base al autoplagio? Seguramente no. Pero, por si hiciera falta, constatamos una vez más que “en todas partes cuecen habas”.

El tema del plagio textual, y de la manipulación fraudulenta de textos, es de suficiente interés como para revisitarlo en Tradiling en otra ocasión.

Pero será en otro momento, en otro año. ¡Feliz 2021!

Richard Samson
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